Este domingo, Berisso vivirá una elección clave no solo para la renovación de autoridades legislativas, sino también como termómetro político de la gestión de Fabián Cagliardi. El intendente y su espacio, el Frente Fuerza Patria, ponen en juego seis de las diez bancas que se renuevan en el Concejo Deliberante, y de ese resultado dependerá su capacidad de sostener la mayoría que hoy le garantiza gobernabilidad.

Actualmente, el oficialismo cuenta con 11 concejales propios, lo que le asegura quórum y mayoría automática. Sin embargo, si pierde parte de las seis bancas que defiende, su control sobre el cuerpo legislativo quedará en entredicho.

Cagliardi a la ofensiva. La estrategia del intendente no estuvo exenta de polémicas. La decisión de encabezar la nómina de concejales generó malestar opositoras, que señalaron una postulación “testimonial”.

Cagliardi rechazó esas acusaciones y aseguró que busca “estar más cerca de los vecinos desde el Concejo”, aunque sus rivales insisten en que no asumirá la banca.

En este marco, la elección aparece como un plebiscito. El oficialismo necesita exhibir capacidad de movilización y respaldo social en un contexto a nivel nacional; de crisis económica, tensiones internas y fatiga de gestión.

Si logra retener las seis bancas, consolidará su hegemonía política local; si no, se abrirá un escenario de fragmentación y dificultades en la gobernabilidad.

La apuesta libertaria; un desconocido y un pasado nada bueno. La boleta encabezada por Alejandro Aguirre expresa la llegada de La Libertad Avanza a la política berissense. Con un perfil empresarial, sin pasado político y un discurso de “cambio real”, Aguirre se presenta como la apuesta del mileísmo para disputar espacio en un distrito históricamente peronista. El resultado del domingo definirá si logra convertirse en un actor central o si su irrupción queda como una experiencia incipiente, aunque ya logró tensionar un tablero político que parecía inamovible.

La tercera vía de Somos Buenos Aires busca convencer a aquellos que se encuentran en el medio de la polarización. En paralelo, Somos Buenos Aires, con la lista encabezada por Antonella Villa Chiodo y Emanuel Guerrero, propone una alternativa que combina centroderecha y centroizquierda con el respaldo de radicales y peronistas disidentes. Su objetivo es claro: poner bancas para consolidarse como una tercera vía con proyección. Si lo logran, enviarán un mensaje fuerte en un escenario polarizado; si no alcanzan representación, quedará claro que la polarización sigue marcando el rumbo en Berisso.

El Frente de Izquierda–Unidad, con Federico Surila, llega con la expectativa concreta de alcanzar por primera vez una banca en el Concejo. En la última elección quedaron a poco más de 600 votos de ingresar, y este domingo intentarán capitalizar el trabajo militante y su coherencia política. Si lo logran, marcarán un hito histórico en un municipio tradicionalmente peronista; si no, el resultado mostrará que aún enfrentan barreras estructurales para consolidarse como alternativa.

Unión y Libertad, con Natalia Moracci como cabeza de lista, representa la apuesta de una concejal que decidió distanciarse de su bloque original en busca de coherencia política y autonomía. Este domingo, enfrenta la elección con todo el desafío de entrar de nuevo al Concejo sin el paraguas de un partido grande, y retener la banca, será un éxito simbólico. Si no, su independencia quedará como una experiencia política aislada, aunque probablemente útil para futuras reconfiguraciones locales.

En definitiva, lo que está en juego este domingo en Berisso excede la renovación de diez bancas: será la prueba de fuego para la gestión de Cagliardi, el debut fuerte del mileísmo local, el desafío de la tercera vía, la posibilidad concreta de la izquierda de ganar presencia institucional. Un domingo que, más allá de los nombres, definirá el mapa político de la ciudad para los próximos años.