El candidato a concejal por el Frente de Izquierda de los Trabajadores, Federico Surila, dialogó con Berisso Observa en el marco de su nueva postulación, y trazó un duro diagnóstico sobre la situación actual del país, la ciudad y el rol de las fuerzas políticas tradicionales.
Al ser consultado sobre lo que diferencia a esta elección de las anteriores, Surila fue contundente: “Esta elección se da en medio de mucho malestar social y con la experiencia de casi dos años del gobierno de Milei, de ajuste brutal, bajo las órdenes del Fondo Monetario Internacional, con una devaluación que destrozó los salarios y las jubilaciones”.
Desde su perspectiva, el proceso electoral se da en un escenario de crisis política y social, atravesado por internas y pases de lado. “Mientras los que tenemos dos o tres trabajos para llegar a fin de mes estamos cansados, los de arriba se reparten cargos. Nuestra lista está conformada por quienes estuvieron en las calles, luchando contra la Ley Bases, el DNU, y por cada derecho arrebatado”.
Surila fue tajante al describir el rol del Concejo Deliberante de Berisso: “Es un Concejo que le da la espalda a las necesidades populares. Mientras la pobreza crece y se vive en barrios sin servicios básicos, siguen girando en torno a acuerdos entre bloques para garantizar la gobernabilidad de los mismos de siempre”.
También cuestionó la precarización laboral dentro del ámbito municipal y en las llamadas cooperativas: “No se garantizan ni cloacas ni asfalto. Lo único que garantizan es la precarización”, denunció.
Entre los temas urgentes que buscaría abordar desde una banca, Surila enumeró el acceso a la vivienda, la crisis de empleo, salud y educación, y la precarización laboral. Alertó que “solo el 45% de los hogares tiene acceso a la red cloacal”, y que muchos barrios continúan sin agua potable ni calles transitables.
“En los barrios periféricos hay hambre, desocupación, y pibes que esperan el comedor porque en su casa no hay comida. Las salitas están sin recursos, mientras las empresas contaminan y hacen negocios multimillonarios”, señaló.

Sobre los bloques opositores locales, sostuvo que «aunque en los medios se pelean, han sido funcionales al oficialismo». Para Surila, las alianzas entre radicales, peronistas y mileístas son una constante que refuerza la necesidad de una representación de izquierda: “Necesitamos una voz que no transe, que no se acomode”.
En el plano nacional, el dirigente denunció que el gobierno de Javier Milei “desde el primer día decidió atacar a los que menos tienen”. Y agregó: “Los empresarios se la llevan en pala, mientras los jubilados y sectores populares resisten los ataques”.
También apuntó contra el rol del FMI y la injerencia internacional: “Con el nuevo embajador de EE. UU., Lamelas, quieren que seamos una colonia yanqui”, advirtió.
Surila aseguró que “la única fuerza que quiere enfrentar al Fondo Monetario Internacional es la izquierda, junto con los trabajadores y sectores populares”. A su entender, el resto de la oposición ha avalado el ajuste, ya sea votando leyes como la Ley Bases, o manteniéndose pasiva: “Las centrales sindicales también son responsables. Dejaron de lado a quienes pelean”.
“El Frente de Izquierda es la única fuerza que acompaña las luchas todos los días, no solo cada dos años en las elecciones”, afirmó Surila, quien reivindicó el trabajo territorial y el acompañamiento a jubilados, jóvenes precarizados y trabajadores en conflicto.
Planteó además la necesidad de “una gran alternativa de los trabajadores, independiente de los empresarios y los poderosos”, y cuestionó el accionar de las coaliciones tradicionales que “se turnan y se reacomodan, pero siempre fueron parte del problema”.
Consultado sobre el bajo nivel de participación en elecciones provinciales recientes, Surila reconoció que “hay mucha bronca y decepción”. Sin embargo, convocó a no quedarse: “Sabemos que se gasta una fortuna en internas del peronismo mientras la gente hace malabares para llegar a fin de mes, pero es importante que no otros decidan por vos”.
Finalmente, llamó a acompañar con el voto una campaña “hecha a pulmón”, protagonizada por trabajadores, jóvenes, mujeres y disidencias: “Somos los que no nos vendemos, los que estamos siempre del mismo lado. Porque nuestras vidas valen más que las ganancias de los empresarios”.

