Mientras Unión por la Patria intenta ordenar su interna con vistas a las elecciones de septiembre, versiones contradictorias sobre un presunto contacto entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof sumaron confusión a un clima ya enrarecido.

El martes, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, aseguró que la expresidenta había hablado con el gobernador bonaerense para ratificar un compromiso de unidad dentro del espacio. “Cristina hace un ratito habló con Axel, lo llamó y hablaron”, afirmó la jefa comunal, cercana a La Cámpora, en una entrevista pública.

Sin embargo, al día siguiente, desde el entorno más próximo a Kicillof relativizaron esa afirmación. Según fuentes del oficialismo provincial, no hubo una conversación directa entre ambos líderes, aunque sí existió un contacto informal entre secretarios, a modo de invitación para una charla futura.

«Se habló de un posible encuentro, pero no hay fecha ni hora definida», indicaron voces del equipo del gobernador, que buscaron bajarle el tono a la controversia sin negar del todo la intención de un acercamiento.

La falta de certezas sobre si la comunicación existió o no refleja el momento de tensión interna en el peronismo bonaerense, donde la convivencia entre los sectores referenciados en Kicillof y el kirchnerismo tradicional se vuelve cada vez más compleja. El lanzamiento de la candidatura de Cristina en la Tercera Sección Electoral, donde el peronismo tiene su bastión más consolidado, también generó reacciones puertas adentro.

Desde el entorno del mandatario provincial se insiste en la necesidad de preservar la autonomía política del espacio que lidera Kicillof y, sobre todo, de no interferir en el armado territorial de los intendentes, varios de los cuales ya se encolumnaron detrás del recientemente creado Movimiento Derecho al Futuro.

En paralelo, el propio gobernador busca consolidar su perfil como figura nacional con proyección, en un contexto marcado por la necesidad de reorganizar al peronismo sin repetir viejas estructuras.

Si bien algunos dirigentes confían en que se pueda lograr una lista de unidad, el camino hacia ese objetivo parece todavía atravesado por desconfianzas, especulaciones y pases de factura internos. Lo cierto es que el tiempo apremia y los próximos días serán decisivos para definir si el espacio logra una confluencia real o si las diferencias internas terminan cristalizándose en las urnas.